miércoles, 8 de agosto de 2007

Nosotros

LOS ADMINISTRADORES GRUPO 5





Asmad Tapia Juan de Dios

EDAD :20

TEMA: ORATORIA




Antiporta Capastrano Nelser Benito

EDAD:20


TEMA : PASOS ELOCUSION




Barraza Manuel

TEMA: MAXIMOS EXPONENTES





Alvarado Antaurto Victor Arturo

EDAD: 18

TEMA: INTRODUCCION





Bran Estrada Luis Joel


EDAD :18

TEMA :INTRODUCCiON

miércoles, 1 de agosto de 2007

La Oratoria






ELOCUSION









La Oratoria


Introducción:

La oratoria, ha estado sujeta a transformaciones, desde la Antigüedad, hasta la actualidadLa oratoria fue y seguirá siendo un recurso muy importante en la vida de toda nación, empresa, e instituciones.La Oratoria, es pues, unos de los elementos fundamentales en la unificación de criterios, y la comprensión y el estímulo de masas.La oratoria, está inmersa en cada ser humano, aflorarlo y desarrollarlo es una de las metas de las personas que buscan prosperidad, ha de entenderse por esto, como la búsqueda de un real bienestar colectivo, velando los intereses de los valores trascendentes de la sociedad y no simplemente aquellos que constituyen valores suntuosos y superfluos, de bienes materiales.
Hoy en día es totalmente normal encontrar diversos cursos de oratoria, puesto que es un bien necesario para el manejo de cualquier empresa.
Antiguamente la oratoria estuvo acompañada de gesticulación pintoresca, modulación esterilizada, posiciones acomodadas, etc., costumbres ya no aplicables en la actualidad.
Los cuales, el daño que realizaban eran muchas veces tremendas para el orador, quien se preocupaba más en los factores externos de visualización, olvidando los internos que nacen del interior del verdadero orador. Estos factores internos deben ser primero cultivados, los restantes vendrán de añadidura. Si un orador, debe demostrar sinceridad, antes bien debe ser sincero consigo mismo y con los demás.Estas cualidades sólo son obtenidas, en el tiempo; ganadas por las experiencias objetivas de la vida.Todos estos aspectos, son tomados en cuenta en la actualidad. Hoy, no se busca ser engañado sino comprendido, escuchado, valorado, orientado y legitimado.


Historia De La Oratoria

La Oratoria en la Edad Contemporánea:
La oratoria es el arte de hablar con elocuencia; de deleitar y persuadir por medio de la palabra.
Para aclarar lo dicho en pocas palabras, diremos que por elocuencia debemos entender aquella facultad de hablar bien y de modo convincente, gracias a la fuerza expresiva poseída por el orador, en todos sus aspectos tanto internos como externos; ahora bien debemos saber que, deleitar es causar placer o agrado en el ánimo o los sentidos de los oyentes y que persuadir significa convencer con razones a otra persona, es decir es el hecho de inducir a uno a creer o hacer algo.En cuanto a estos aspectos entenderemos a la oratoria, como arte y la elocuencia como fuerza expresiva, van juntas, ya que no se posee el arte si no se tiene la fuerza vital de esta. Referente al deleite y a la persuasión ambos son consecuencias de las primeras, y es en estas donde estriba el éxito de los oradores. La causa es la facultad del orador y el efecto es la atención, entendimiento, comprensión, convencimiento y los ánimos conseguidos en los oyentes por parte del orador.La oratoria se encuentra reflejada en el discurso, y este en su conjunto ofrece una trilogía, la cual en el presente periodo, han sido tomados con más énfasis, ya que con ellos se pueden alcanzar los objetivos trazados y los efectos deseados.El discurso es el razonamiento extenso dirigido por una persona a otra u otras, es la exposición oral de alguna extensión hecha generalmente con el fin de persuadir, y que ella se encuentra conformada por tres aspectos que son:

Tema o Contenido del Discurso.-En primer lugar, tenemos el contenido del discurso, el cual debe ser tejido en el telar de las experiencias, debe estar copado de detalles, ilustraciones, personificaciones, dramatismo y ejemplos en algunos casos; y todos estos expresados con términos familiares y concisos los cuales den la comprensión y el entendimiento adecuado; en donde lo que se quiere decir sea entendidos por todos.
El Orador.-
Luego está el orador, el cual debe reunir los atributos adecuados (mentales, físicos y vocales), que contribuyen a vigorizar el discurso. Para tal cometido debe elegir temas por los cuales se siente convencido. Su atributo mental se refleja en copar toda la extensión de su disertación y saber limitarlo en los aspectos más importantes y sobresalientes.En cuanto al factor físico, corresponde el hecho de dar mayor relevancia en la acentuación mediante los gestos correctos, todos ellos diremos nacidos del corazón, los cuales deben ser realmente sinceros y no fingidos como algunos lo tienen por costumbre, para alcanzar sus apetitos propios, egoístas y vanidosos.La vocalización es otro atributo, debiendo ser este claro, seguro, vivaz, determinante y conciso.Aquí se puede agregar un atributo más, el cual sería que todo orador debe estar preparado tanto psíquica, moral y espiritualmente. No debe poseer en su interior el deseo del engaño, ni beneficio enteramente propio, sino que debe ser un interés colectivo, debe sentir el agrado de dar a sus oyentes, en forma espontánea y verdadera las investigaciones realizadas.

El Auditorio.-Por último nos encontraremos con el auditorio, el objetivo al que se dirige el discurso y el árbitro decisivo del éxito o el fracaso del orador.El fin del orador es que sea entendido en sus anchas todo lo que desea otorgar al auditorio, para tal cometido los términos usados deben ser de interés de todos los reunidos en dicha oportunidad, debe imperar un ambiente participativo y leal.Además, es necesario que el orador conozca a quienes tiene en frente, por tal motivo, a razón de ejemplo, debe interrogarse ¿cómo es mi auditorio?, ¿el tema que deseo serles partícipes, llegará a ellos y cómo lograr esto?, dichas interrogantes deben ser respondidas por él mismo realizando una investigación cuidadosa al respecto, pero no debiendo caer en una preocupación desmedida al respecto.




La Retórica:

La retórica es a la vez la ciencia (en el sentido de estudio estructurado) y el arte (en el sentido de práctica que reposa sobre un saber demostrado) que se refiere a la acción del discurso sobre los espíritus.
En principio, la retórica se ocupó de la lengua hablada, pero su saber trascendió al discurso escrito e influyó poderosamente en la literatura cuando la palabra hablada entró en decadencia con el régimen imperial en Roma, si bien el discurso escrito es una trascripción limitada o imitación estrecha del discurso oral. En la actualidad, la retórica ha vivido un gran resurgir y sus enseñanzas se utilizan en publicidad privada y política, así como en la defensa de puntos de vista durante los juicios civiles.
La retórica ocupó un lugar importante en el sistema educativo antiguo y medieval, y hasta el romanticismo su significación fue crucial dentro de las disciplinas humanísticas.
Son tres procesos complementarios los que conformaban el aprendizaje de la retórica: el estudio de los preceptos, la imitación de modelos y la práctica personal.
La Composición del Discurso
Para la elaboración de un buen discurso debemos considerar 5 etapas importantes:
En tanto que estructura lingüística, el discurso está conformado por la inventio, la elocutio y la dispositio;
En tanta actividad oral, el discurso está configurado por la memoria y la actio.
Inventio (o invenio).-
La finalidad de esta fase es establecer los contenidos del discurso. El sustantivo inventio (del latín invenire) significa "hallazgo", pues de lo que se trata es que el orador seleccione, halle, en un repertorio prefijado de temas aquellos que son los más adecuados a su exposición. Se trata, mentalmente hablando, de invenire ("hallar") en la memoria, llena de topoi o loci ("tópicos" o "lugares" comunes) las ideas susceptibles de ser utilizadas en el discurso.
La tipología del tópico retórico incluye los siguientes: persona, cosa, lugar, instrumento, causa, modo, tiempo, comparación y argumentación, a los que habría que añadir el tópico literario, para el caso de obras literarias.
Dispositio.-
La finalidad de esta parte de la preparación discursiva es la organización de los elementos de la inventio en un todo estructurado. Son relevantes a este respecto el número de partes del discurso y su orden de aparición.
En cuanto a las partes, los discursos pueden presentar una estructura bipartita (en la que las dos partes mantienen una tensión recíproca dentro del conjunto) o tripartita (en la que se supone un desarrollo lineal con principio, medio y fin).
La estructuración tripartita, la más frecuente, consta de un exordium o parte inicial que tiene por objeto captar la atención (el interés o favor) del oyente (captatio benevolentiae) e indicar a este la estructuración del discurso; una parte media con narratio (exposición del asunto y tesis del orador al respecto) y argumentatio (con las razones que sustentan dicha tesis); y, finalmente, una peroratio o recapitulación de lo dicho con apelaciones al auditorio.
La estructura del discurso
El exordio busca hacer al auditorio benévolo, atento y dócil. Su función es señalizar que el discurso comienza, atraer la atención del receptor, disipar animosidades, granjear simpatías, fijar el interés del receptor y establecer el tema, tesis u objetivo.
La proposición es una enunciación breve y clara del tema que se va a tratar.
La división es la enumeración de las partes de que va a tratar el discurso.
La narratio, desarrollo o exposición es la parte más extensa del discurso y cuenta los hechos necesarios para demostrar la conclusión que se persigue. Si el tema presenta subdivisiones, es preciso adoptar un orden conveniente (partitio o divisio). En la partitio tenemos que despojar al asunto de los elementos que no nos conviene mencionar y desarrollar y amplificar aquellos que sí nos convienen
La argumentación es la parte donde se aducen las pruebas que confirman la propia posición revelada en la tesis de la exposición (confirmatio o probatio) y se refutan las de la tesis que sostiene la parte contraria (refutatio o reprehensio), dos partes que Quintiliano considera independientes, de forma que para él el discurso forense tendría cinco. La confirmación exige el empleo de argumentos lógicos y de las figuras estilísticas del énfasis. También es un lugar apropiado para el postulado o enunciado sin prueba, siempre que no debilite nuestra credibilidad, para lo cual hay que recurrir al postulado no veraz pero plausible (hipótesis), a fin de debilitar al adversario desorientando su credibilidad; lo mejor en ese caso es sugerirlo y no decirlo. Se recurre a una lógica retórica o dialéctica que no tiene gran cosa que ver con la lógica científica, pues su cometido no es hallar la verdad sino con-vencer. Se funda más en lo verosímil que en lo verdadero, de ahí su vinculación con la demagogia. Para los discursos monográficos enfocados a la persuasión, convienen las estructuras gravativas ascendentes. En el caso del discurso periodístico, la tendencia del lector a abandonar al principio recomienda el uso de la estructura opuesta: colocar lo más importante al principio. La retórica clásica recomienda para los discursos argumentativos monográficos el orden nestoriano, el 2,1,3: esto es, en primer lugar los argumentos medianamente fuertes, en segundo lugar los más flacos y débiles y en último lugar los más fuertes.
La peroración es la parte destinada a inclinar la voluntad del oyente suscitando sus afectos, recurriendo a móviles éticos o pragmáticos y provocando su compasión (conquestio o conmiseratio) y su indignación (indignatio) para atraer la piedad del público y lograr su participación emotiva, mediante recursos estilísticos patéticos; incluye lugares de casos de fortuna: enfermedad, mala suerte, desgracias… Resume y sintetiza lo que fue desarrollado para facilitar el recuerdo de los puntos fuertes y lanzar la apelación a los afectos; es un buen lugar para lanzar un elemento nuevo, inesperado e interesante, el argumento-puñetazo que refuerce todos los demás creando en el que escucha una impresión final positiva y favorable.

Los argumentos.-
Existen tres tipos de argumentos que pueden ser empleados en un discurso: los relativos al ethos, al pathos y al logos.
Argumentos ligados al ethos: son de orden afectivo y moral y atañen al emisor del discurso; son, en suma, las actitudes que debe tomar el orador para inspirar confianza a su auditorio. Así, debe mostrarse:
Sensible y confiable: esto es, capaz de dar consejos razonables y pertinentes.
Sincero: no debe disimular lo que piensa o lo que sabe.
Simpático: debe mostrar que está preparado a ayudar a su auditorio.
Argumentos ligados al pathos: de orden puramente afectivo y ligados fundamentalmente al receptor del discurso, estos argumentos están destinados a hacer nacer en el auditorio las emociones, pasiones y sentimientos, y tras ser adaptados a la psicología del público concernido. Estos argumentos deben suscitar la cólera, la amistad, el odio, el temor, la seguridad, la indagación, la piedad...
Argumentos ligados al logos: argumentos ceñidos al tema y mensaje mismo del discurso; se entra aquí en el dominio propiamente de la dialéctica y se utilizan sobre todo los deductivos y los analógicos.

El orden de las partes puede ser naturalis o artificialis. El ordo naturalis es el que respeta la propia naturaleza del discurso sin alteraciones intencionadas o el que sigue la tradición; el ordo artificialis, por el contrario, altera el orden habitual de las partes (por ejemplo, empezar una historia no por el principio sino en un momento ya avanzado de la misma, esto es, in medias res).
Elocutio.-
La elocutio afecta al modo de expresar verbalmente de manera adecuada los materiales de la inventio ordenados por la dispositio. En la actualidad, la elocutio es lo que se denomina estilo.
La elocutio se manifiesta a través de dos aspectos: las cualidades y los registros.
Las cualidades elocutivas son tres: puritas, perspicuitas y ornatus.
La puritas es la corrección gramatical en la expresión lingüística, que busca, sobre todo, evitar el barbarismo o palabra incorrecta y el solecismo o construcción sintáctiva errónea.
La perspicuitas es el grado de comprensibilidad del discurso, que se opone a la obscuritas.
El ornatus tiene por objeto embellecer el discurso con el uso de las distintas figuras literarias. Se trata del principal constituyente del ornatus pues en torno a él giran todos los elementos de la configuración estilística. Consta de dos formantes básicos: la elección de palabras y su combinación (compositio).
Los registros de la elocución (genera elocutionis) son modalidades estilísticas que dependen de la combinación de las cualidades elocutivas. Se pueden identificar varios pero tradicionalmente se habla de tres modelos básicos:
El genus humile o estilo llano tiene por objeto la enseñanza; se caracteriza por la puritas y la perspicuitas, y un ornatus poco desarrollado.
El genus medium o estilo medio pretende deleitar; se caracteriza por una mayor presencia del ornatus que en el anterior.
El genus sublime o estilo elevado busca conmover y las cualidades elocutivas están presentes en grado máximo.



La compositio.-
La compositio analiza la estructura sintáctica y fónica de los enunciados, esto es, sus constituyentes y sus distintas posibilidades de distribución en el discurso. Así, se distinguen la compositio sintáctica (centrada en la oración y sus partes) y la compositio fonética (centrada en la combinación de palabras en la oración).
Memoria.-
La memorización del discurso elaborado depende de dos tipos de memoria según los tratadistas clásicos: la memoria naturalis (la innata) y la memoria artificiosa, que implica una serie de procedimientos mnemotécnicos para facilitar el recuerdo.
Actio.-
También llamada pronuntiatio, se ocupa de la declamación del discurso, prestando atención a la modulación de la voz y de los gestos, que debe estar en consonancia con el contenido del mismo.
Los géneros oratorios
Existen tres géneros de discursos: el genus iudiciale (género judicial), el genus deliberativum (género deliberativo o forense) y el genus demonstrativum (género demostrativo o epidíctico).
El genus iudiciale es el que corresponde a las exposiciones realizadas ante un juez con el objetivo de acusar o defender, respecto de un asunto del pasado, una causa planteada en término de justicia frente a injusticia.
El genus deliberativum es el que corresponde a los discursos pronunciados ante una asamblea; el orador pretende aconsejar o disuadir en términos de utilidad frente a perdudicial sobre un hecho futuro.
El genus demonstrativum se centra en individuos particulares a los que se trata de alabar o denostar ante un público; se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que no tiene capacidad para influir sobre los hechos, sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, el encomio y el denuesto o vituperio.
En la Edad Media se añadieron a los anteriores las llamadas artes: ars praedicandi (sobre la técnica de elaborar sermones), ars dictandi (o ars dictaminis, sobre el arte de escribir cartas) y las ars poetriae (preceptos gramaticales, métricos y retóricos para escribir poesía).
Orígenes
Nació como disciplina aprendible hacia el año 485 a. C. en la Grecia Antigua, cuando dos tiranos sicilianos, Gelón y su sucesor Gerón I, expropiaron numerosas tierras a ciudadanos de Siracusa en favor de los mercenarios que formaban su ejército personal. Los perjudicados se sublevaron democráticamente y quisieron volver al statu quo anterior, lo que les abocó a innumerables procesos legales para probar que eran propietarios de los terrenos arrebatados. Ello creó la necesidad de personas que supiesen hablar bien ante la asamblea de jueces para poder defender los derechos de los antiguos propietarios de esas tierras.
Los primeros maestros que se dedicaron a esta disciplina fueron de allí, Cotax de Siracusa b, primero en escribir un tratado sobre el tema, y su discípulo Tisias, que lo divulgó.
Esa elocuencia vino a transformarse rápidamente en objeto de enseñanza y se transmitió al Ática por comerciantes que comunicaban Siracusa y Atenas.
La retórica demostró pronto su utilidad como instrumento político en el régimen democrático, siglo V a. C., divulgada por profesores conocidos como sofistas, entre los cuales los más conocidos fueron Protagoras de Abdera y Gorgias, a los cuales se oponía Platón, quien distinguía dos tipos de retóricas:
La retórica sofística, éticamente despreciable, está constituida por la logografía, que consiste en escribir no importa qué discurso y tiene por fin la verosimilitud y la ilusión; el objetivo de esta retórica es convencer, y no tiene otro; para ello puede usar todo tipo de argumentos, sean ciertos o no. Para este tipo de retórica, es preferible una mentira convincente a una verdad increíble y el fin justifica los medios. Como Solón estableció que cada persona debía defenderse en persona ante un tribunal, llegaron a crearse los llamados logógrafos, unos artesanos que se dedicaban a confeccionar discursos para quienes no sabían hacerlos a cambio de estipendio: autores como Antifonte, Lisias, que destacó por su naturalidad y aticismo, Iseo, famoso por su habilidad en la argumentación, y el más famoso de todos ellos, Isócrates, fueron logógrafos. Éstos poseían también una preocupación estilística y procuraban que el estilo del discurso se ajustara a la personalidad y condición social de quien debía memorizarlo y pronunciarlo.
La retórica verdadera, en cambio, es llamada por él Psiquegogía, o formación de las almas por medio de la palabra, y su objetivo no es convencer, sino hallar la verdad.
Tanto para Platón como para su maestro Sócrates, la esencia de la filosofía reposaba en la dialéctica: la razón y la discusión conducen poco a poco al descubrimiento de importantes verdades. Platón pensaba que los sofistas no se interesaban por la verdad, sino solamente por la manera de convencer, así que rechazó la palabra escrita y buscó la interlocución personal, y el método fundamental del discurso pedagógico que adoptó fue el del dialogo entre maestro y alumno.
Pero el gran maestro de la retórica griega fue Isócrates Pensaba que la retórica era un plan de formación integral de la persona que servía para crear ciudadanos modélicos; con su sistema de enseñanza, precursor del Humanismo, pretendía la regeneración ética y política de la sociedad ateniense.
Aristóteles, por otra parte, sistematizó la mayor parte de estos conocimientos sobre el arte de hablar y argumentar en una obra que consagró al efecto, su Retórica.
Ya en Roma, la retórica se perfeccionó sumamente por medio de las investigaciones y esfuerzos que consagraron a su estudio hombres de letras como Cicerón, que dedicó al tema una parte sustancial de su obra e hizo de la retórica el eje de sus preocupaciones, el anónimo autor de la Retorica ad Herennium o Marco Fabio Quintiliano, cuyos doce libros de Instituciones oratorias suponen la culminación de los estudios sobre la materia en el mundo romano.
Durante la Edad Media, de los tres géneros oratorios, el judicial, el deliberativo y el epidíctico, entraron en decadencia el género deliberativo y el epidícito, es decir, la oratoria política y la artística, ya que la militarización del imperio hacía inútil los conocimientos de la oratoria; sin embargo sus conocimientos fueron transvasados a la litetura en general, que se retorizó notablemente perdiendo bastante de su inspiración originaria y su frescura. Así lo vino a concluir el gran estudioso de la literatura medieval Ernst Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina, traducido al castellano en 1955.
La retórica contemporánea ha prescindido del discurso oral y, por tanto, de entre las cinco fases de elaboración del discurso (invención, disposición, elocución, memoria y acción) de las dos últimas de índole práctica, la memoria y la acción. Se considera actualmente que es útil para actores, abogados, psicólogos, políticos, publicitarios, escritores, vendedores y, en general, quienes quieren persuadir o convencer de algo.
Sin embargo, la Retórica ha vivido un gran renacimiento en la segunda mitad del siglo XX como disciplina científica con el surgir de varias corrientes de pensamiento que han redescubierto su valor para distintas disciplinas; comenzó Heinrich Lausberg realizando una gran labor de clasificación de la disciplina con sus Elemente der literarischen Rhetorik, traducido como Elementos de retórica literaria en 1966; y su impagable Manual de retórica literaria, publicado en español en 1975 en tres volúmenes; Chail Perelman y Lucie Ollbrechts-Tyteca publicaron en 1958 un fundamental Tratado de la argumentación, traducido al castellano en 1994; la disciplina creada a raíz de este libro se denomina desde entonces Retórica de la argumentación o, a veces, Neorretórica; por otra parte, y al lado de esta llamada retórica de la argumentación, ha surgido una nueva neorretórica, la retórica contemporánea de las figuras, ilustrada por Roman Jackobson, el grupo de Lieja, Lakoff y Johnson, etc. que permitió a la lingüística y a la semiotica desarrollarse en una orientación social y congitivista.
La invención, sola o conjuntamente con la disposición, es a menudo llamada argumentación, la elocución se subdivide, como habían determinado ya los teóricos de la Antigüedad, en un gran número de puntos de vista sobre el discurso a hacer (arte de la retórica) o sobre el discurso ya hecho (retórica como ciencia): sobre el vocabulario (registros de la lengua), sobre los ritmos y las sonoridades, sobre la forma y la estructura de las frases (sintaxis, parataxis, hipotaxis, tipo de progresión semántica, periodo, estilo comático, etc.

Clases de Oratoria:

En esta ocasión, hablaremos sobre las clases de oratoria, para dicho cometido, tendremos como base y fundamento de investigación la Enciclopedia Universal Europea Espada-Calpe, Diccionarios Juridicos de Manuel Ossorio, Cabanellas, y otros, los cuales serán nombrados en su momento.




Oratoria Política.
Por razón de la gran variedad de asuntos que comprende, es el género que más transformaciones recibe según las épocas, el auditorio y las circunstancias, y por lo mismo la que goza de una mayor libertad de forma y la que menos puede sujetarse a reglas.En ningún otro género ofrece el discurso oratorio caracteres tan distintivos, porque las oraciones del púlpito se acercan ya más a las composiciones poéticas, como ya hemos apreciado en anteriores casos, como Roberspierre, Lincoln, y otros; mientras que la oratoria forense pertenece a las obras científicas.En los encarnizados combates de los partidos y en las graves cuestiones de cuya resolución dependen la dignidad o la vida delas naciones, es donde se manifiesta con más evidencia el carácter apasionado de la oratoria política, pues nunca es más difícil, variables e inconstante el público que en las asambleas políticas.
La oratoria política exige conocimientos vastos y profundos, y más en los tiempos en que la ilustración y cultura se encuentran extendidas.Además de un perfecto estudio de las cuestiones de política general y conocimientos técnicos en las diversas y complicadas ramas de las ciencias administrativas, debe el orador político conocer a fondo la historia, el modo de ser y sentir del pueblo a que se dirige la palabra.La historia por tanto, cumple un factor determinante en la oratoria política, ya que el orador que fragüe planes para el porvenir, debe fundar su experiencia en la segura escuela de lo pasado.

Preparación Del Discurso:
En cuanto a su preparación, el discurso político difiere en muchos casos de todo otro linaje de discursos.No siempre es el mejor discurso político el que se prepara con mucho tiempo en la soledad del gabinete; pues sucede con frecuencia que donde lucen con mayor brillo las cualidades del orador es en las rectificaciones, o sea en los discurso que apenas han sido objeto de preparación, verdaderas improvisaciones en que se contesta y refutan las afirmaciones del contrario.Claro está, que nos referimos a la falta de preparación de forma, pues para conseguir el triunfo oratorio en una rectificación es preciso un profundo conocimiento del asunto y haber pasado horas enteras examinándolo desde todos los puntos de vista.
Elocución.Varia mucho según el auditorio, pues tendrá que revestir formas templadas si se dirige a una asamblea de personas respetables, por ejemplo en el Senado; más necesitará mayor vehemencia y fogosidad si se trata de un tribuno que se dirige a masas populares.
División de la Oratoria Política.

La oratoria política puede dividirse a su vez en varios géneros:

a) Oratoria Parlamentaria.-
Es decir los discursos que se pronuncian en las Cámaras para formar y discutir leyes, y censurar o defender la conducta de los gobernantes.
b) Oratoria Popular.-
Discursos dirigido al pueblo para formar o dirigir su conciencia política, ilustrándose acerca de sus derechos y encauzando sus voluntades para conseguir el completo reconocimiento de éstos; claro es que hablamos en el supuesto de tratarse de un orador honrado.


c) Oratoria Periodística.- Esta oratoria, es agregada a esta especie, por parte de COLL y VEHÍ.Considerando la oratoria escrita, por adoptar muchos de los artículos de los periódicos formas completamente oratorias, sobre todo los artículos de fondo que solían y suelen caracterizar a parte de la prensa española.
d) Oratoria Militar.-
Discursos o arengas pronunciados por los generales o caudillos en momentos críticos para exaltar el ánimo de los soldados con palabras enérgicas, sin artificio alguno, y dejando que el corazón hable en lugar de los labios.Por tanto diremos, que tiene por objeto animar a las tropas enardecidas al combate o felicitarles por la victoria, o también instruirlas en algún asunto, e inclusive en ocasiones contener sus ímpetus y reprenderlas.Al respecto de pertenecer como especie de la Oratoria Política, existe muchas contradicciones, ya que se distinguen de aquellas, tanto por su finalidad, como porque las masas militares, a diferencia de los político-populares, está organizadas y dirigidas por la disciplina, cuya base es la obediencia y el respeto a los que mandan.

Cualidades del orador.
El orador militar debe reunir las cualidades especiales, además de las precisas al orador en general.Primero debe ser verdaderamente militar, es decir tener profunda y voluntaria inclinación a la carrera de las arma, y ser denodado, entendiendo por denuedo no la temeridad, sino el valor juicioso, la intrepidez serena e ilustrada, para inspirar confianza al soldado.Su principal estudio será la historia de la antigüedad y de su propio país, profundizando en la del arte de la guerra (si es que se puede llamar arte, lo concerniente a la guerra) y en la de los hechos militares: porque los nombres de los lugares célebres y de los héroes y el recuerdo de sus hazañas le proporcionarán imitaciones y comparaciones seductoras a las cuales puede hacerlas suyas, en su vida objetiva; pero de debiendo abusarse de estos recursos y menos de las citas.Finalmente, deberá conocer al soldado para apreciar sus cualidades y sus necesidades y defectos, que ha de tener muy en cuenta en sus discursos, y estará presto a dar ejemplo de paciencia en las fatigas, de constancia en las privaciones y poder así imponer silencio a las quejas y ahogar a las amenazas.


Estilo Del Discurso.
Como ya hemos dicho anteriormente, la elocuencia militar nace más del corazón que de la inteligencia, y así debe emplear la brevedad y huir de la severidad académica, usando frases cortas, pero impetuosas; lacónica, pero viva y animada.Cuando pregunte a los oyentes no les dejará tiempo para reflexionar, sino que les pondrá la alternativa del sí o del no anticipándose a veces a responder por ellos.Las preguntas y las admiraciones animan las arengas, y uno de los caracteres más salientes de ésta es el de multiplicar los imperativos y de dar a los verbos aire de imperio que arrastra las voluntades; pero es preciso que el orador se incluya a sí mismo, no aislando la acción de los soldados de la suya, sino dándole a conocer que compartirá con ellos los peligros, el combate, las fatigas o las privaciones; debiendo tenerse presente la sencillez del estilo es condición indispensable, y que en ocasiones una frase acaso gramaticalmente incorrecta, un giro vicioso pero felizmente original, a ofrecido efectos que no hubieran producido el más retórico y acabado de los periodos
.En la oratoria militar se hace uso de imágenes extractadas de la naturaleza, con motivo de ejemplo, en mayor compresión a los oyentes, las cuales den una sensación de grandeza y que sea colosal. Pero al margen de esto, es predominante el uso de las pasiones, en especial aquellas que siendo honradas penetren las entrañas de los soldados, así podemos nombrar: el amor a la patria y la grandeza de esta, el sentimiento de honor, gloria, bravura, fuerza, y coraje, son algunos aspectos útiles para dicho orador, debiendo prestar cuidado a no caer en un chauvinismo recalcitrante.Aclarando a lo dicho anteriormente, diremos que la eficacia del uso de ciertos sentimientos dependerá de los tiempos o factores exógenos al cual se encuentre un país o un pueblo, es decir dependerá si se encuentran en tiempo de guerra o en tiempo de paz.
En tiempo de Guerra, habrá de distinguirse si se habla antes de empezar una campaña o durante ésta, y en segundo caso si antes o después de una batalla, durante el sitio de una plaza y dentro o fuera de ella, o si el fin inmediato es reaccionar contra la indisciplina, el cansancio, etc.
Antes de comenzar las operaciones, procede justificar ante las tropas la necesidad de estas y la justicia de la causa en pro de la cual ha de lucharse, haciendo resaltar las ofensas recibidas del enemigo, las proposiciones rechazadas por él, los tratados violados, las amenazas y la indignidad y deshonra que implicaría ceder ante todo ello.Comenzada las hostilidades y antes de una batalla debe procurarse inflamar el valor del soldado, este caso son de aplicación las palabras que aparecen en la Enciclopedia Militar que escribió en francés una sociedad de militares y literatos. Durante la acción la elocuencia militar se deja escuchar en medio del choque y el estruendo de las arma, ya reuniendo en una sola palabra batallones intimidados, ya conduciendo los escuadrones a la carga, ya exigiendo que un reducto se tome, ya mandando que , ya exigiendo que un reducto se tome, ya mandando que se refuerce una posición.En estas ocasiones el orador se contenta con una frase corta y enérgica, debiendo ser sus palabras tan rápidas como sus movimientos.Después de la acción, si la victoria a coronado los esfuerzo de las tropas, la elocuencia contará las banderas tomadas al enemigo, el botín que dejó en poder a los vencedores, el desastre que ha sufrido, las fatigas y peligros de los perdedores, la importancia de las posiciones tomadas, y las consecuencias de la victoria.Y si por el contrario, si no se obtuvo la victoria añorada, encontrará la causa de ello en un obstáculo imprevisto o buscará una excusa a la derrota y aún sacará partido de las faltas cometidas para exigir nuevas pruebas de denuedo, como pago de la deuda contraria.
Para el orador militar debe tomar énfasis al tipo de ejército al cual tiene en sus manos o son dirigidas sus palabras; por tanto son útiles todas las recomendaciones frente a un ejército donde reine una emoción fuerte o extraordinaria, a razón de los momentos indignos que se vive. Mientras si el orados se encuentra frente a un ejercito mercenario, no tendrá ningún efecto sus palabras, es decir serán estériles sus aclaraciones y recomendacionesLas arengas fueron útiles para alcanzar el efecto deseado, para esta clase de oradores, pero por la grandeza del grupo de ejércitos de hoy en día, es difícil hablar de ellos en su conjunto, como en aquellos días; pero a pesar de todo ello, algunos aún hacen uso de las arengas.
En la antigüedad, fueron muy usadas, en especial por Julio Cesar, las cuales son muy famosas. Desde la invasión de los bárbaros, desapareció la costumbre de arengar a los ejércitos, aunque reviviese con Carlo Magno y otros, no fueron perennes en el tiempo.
Por último la elocuencia militar se hace manifiesta en muchas ocasiones en expresiones cortas y satisfactorias, más aún si están son inspiradas en el momento mismo de mayor peligro, las cuales son entremezcladas con el amor a la patria o a la gloria, que estos buscan. Constituyendo estas palabras memorables en la Historia.

Oratoria Didáctica o Académica.-
Este genero, comprende los discursos encaminados a persuadir a los hombres de las verdades científicas, tiene su origen en la creciente necesidad de expansión y propagación que la ciencia moderna va experimentando, y abarca todos los asuntos puramente científicos o de algún modo relacionado con la ciencia, de donde se deduce cuan extenso y general es su objeto, puesto que en nuestros días apenas queda aspecto de la realidad que no sea estudiada por la ciencia.Navarro y Ledesma dice, que esto podría justificar el criterio de los que reputan como forma didáctica este género de oratoria; más para comprender la razón de nuestro concepto, basta fijarse en que el propósito del orador académico no es tanto enseñar o exponer teorías científicas como convencer o persuadir de la verdad de ésta al público, empleando para ello la forma de oratoria.El orador didáctico tiene que reunir cualidades especiales, pues no le basta un conocimiento completo de la cuestión sobre la que va hablar, es preciso que posea, además, lo que se llama talento expositivo, o facultad de hacer llano, agradable y accesible a todas las inteligencias lo que de por sí es abstracto y difícil.

Los Discursos
Entre las varias especies de discursos didácticos debemos señalar los que se llaman con toda propiedad discursos académicos, porque se leen o pronuncian en las Academias científicas y literarias.Los de Exposición Científica, en los cuales el orador ilustra a sus oyentes respecto de un punto por el investigado.Los de Vulgarización, destinados a exponer teorías o descubrimientos modernos, poniéndolo al alcance del público profano.Y los de Controversia o discursos de puntos opinables de olas nuevas investigaciones.

Oratoria Forense.-
Es la que tiene por objeto ilustrar la inteligencia y mover la voluntad de los jueces para decidir si un hecho se ha realizado o no, si una persona es o no culpable, si ha de aplicarse tal o cual regla jurídica o si ésta ha de interpretarse en uno u otro sentido.Esta finalidad especial de la oratoria forense requiere 3 reglas especiales, primero las Cualidades del Orador, segundo la Materia del Discurso, y tercero el estilo.Todos ellos llevan conocido grandes valorizaciones, las cuales son reflejadas en el foro.Estos aspectos serán expuestos en los siguientes trabajos posteriores, dejando al siguiente (estudiante) en orden al tema de exposición la correlativa explicación.

Canto:
Se denomina canto a la forma de expresión sonora utilizada por humanos y algunos animales para expresar ideas, sentimientos o, simplemente, una línea melódica sin sentido expreso.
El canto se desarrolla a través de la técnica vocal. Este también depende del arte musical enlazado al ritmo y estilo de musica.
Serie de sonidos modulados por la voz.
El canto lírico es una actividad artística practicada por miles de personas en todo el mundo. Trata de utilizar una técnica que permite emitir sonidos y melodías, a un volumen muy alto utilizando resonadores naturales situados entre el pecho y la cabeza del ser humano, sin que por ello se deje de comprender el contenido de lo que se canta.
Historia.-
El arte del canto nació con el hombre mismo, con su primera expresión vocal. En sus orígenes fue una forma más elevada del lenguaje, probablemente inspirada por el culto primitivo. Hay incluso quienes afirman que el canto existió antes del lenguaje hablado, así como existe en especies inferiores al hombre, por ejemplo las aves.

INDICE QUE TEMA ELOCUSION

Índice


La Oratoria………………………………………………....……..1

Introducción……………………………………..…………......…1

Historia De La Oratoria………………………..………………....1

La Oratoria en la Edad Contemporánea…….……………………1

Tema o Contenido del Discurso………….………………………2

El Orador……………………………..…………………………..2

El Auditorio………………………………………………....……2

La Retórica……………………………………………………….3

La Composición del Discurso……………………………………3

Inventio (o invenio)………………………………………………3

Dispositio……………………………………………………...…3

La Estructura del Discurso…………………….……….....……..4

Los Argumentos……………………………….………..……….5

Elocutio………………………………………………………….5

La Compositio…………………………………..........................6

Memoria …………………………………………….………….6

Actio……………………………………………………………6

Los Géneros Oratorios………………………………………….6

Orígenes …………………………………………….....……….7

Clases de Oratoria……………………………………....………9

Oratoria Política…………………………......………………….9

a.- Oratoria parlamentaria
b.- Oratoria popular
c.- Oratoria Periodística
d.- Oratoria militar
cualidades del orador

Preparación del discurso ……………………………………….10

División de la Oratoria Política……….…….…………………..10

Oratoria didáctica o académica………………………………….13

Oratoria forense……………………………...………………….13

Canto………………………………………….…………………13

Poesía……………………………...……………………………..15

Verificación castellana……………..…………………………….17

Grandes oradores contemporáneos…...………………………….18

A.- El continente europeo…………….…………………………18

Maximiliem de Robespierre………………………….…………..18

B.- Continente asiático…………………………………………..19

Monadas Karamchand Gandhi…………………….……………..19

C.- América del Norte..........…………………………............…..21

Abraham Lincoln…………………………………...……………21

D.- Sur América, nuestro continente…………………………….23

Víctor Raúl Haya de la Torre……………………………………23

viernes, 22 de junio de 2007

provando

Sófocles (Colona, hoy parte de Atenas, actual Grecia, 495 a.C. - Atenas, 406 a.C.) Poeta trágico griego. Hijo de un rico armero llamado Sofilo, a los dieciséis años fue elegido director del coro de muchachos para celebrar la victoria de Salamina. En el 468 a.C. se dio a conocer como autor trágico al vencer a Esquilo en el concurso teatral que se celebraba anualmente en Atenas durante las fiestas dionisíacas, cuyo dominador en los años precedentes había sido Esquilo. Comenzó así una carrera literaria sin parangón: Sófocles llegó a escribir hasta 123 tragedias para los festivales, en los que se adjudicó,se estima, 24 victorias, frente a las 13 que había logrado Esquilo.
Se convirtió en una figura importante en Atenas, y su larga vida coincidió con el momento de máximo esplendor de la ciudad. Amigo de Herodoto y Pericles, no mostró demasiado interés por la política, pese a lo cual fue elegido dos veces estratego y participó en la expedición ateniense contra Samos (440), acontecimiento que recoge Plutarco en sus Vidas paralelas. Su muerte coincidió con la guerra con Esparta que habría de significar el principio del fin del dominio ateniense, y se dice que el ejército atacante concertó una tregua para que se pudieran celebrar debidamente sus funerales. De su enorme producción, sin embargo, se conservan en la actualidad, aparte de algunos fragmentos, tan sólo siete tragedias completas: Antígona, Edipo Rey, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes, Edipo en Colona y Electra. A Sófocles se deben la introducción de un tercer personaje en la escena, lo que daba mayor juego al diálogo, y el hecho de dotar de complejidad psicológica al héroe de la obra. En Antígona opone dos leyes: la de la ciudad y la de la sangre; Antígona quiere dar sepultura a su hermano muerto, que se había levantado contra la ciudad, ante la oposición del tirano Creonte, quien al negarle sepultura pretende dar ejemplo a la ciudad. La tensión del enfrentamiento mantiene en todo momento la complejidad y el equilibrio, y el destino trágico se abate sobre los dos, pues también a ambos corresponde la «hybris», el orgullo excesivo. Edipo rey es quizá la más célebre de sus tragedias, y así Aristóteles la consideraba en su Poética como la más representativa y perfecta de las tragedias griegas, aquella en que el mecanismo catártico final alcanza su mejor clímax. También es una inmejorable muestra de la llamada ironía trágica, por la que las expresiones de los protagonistas adquieren un sentido distinto del que ellos pretenden; así sucede con Edipo, empeñado en hallar al culpable de su desgracia y la de su ciudad, y abocado a descubrir que este culpable es él mismo, por haber transgredido, otra vez, la ley de la naturaleza y de la sangre al matar a su padre y yacer con su madre, aun a su pesar. El enfrentamiento entre la ley humana y la ley natural es central en la obra de Sófocles, de la que probablemente sea cierto decir que representa la más equilibrada formulación de los conflictos culturales de fondo a los que daba salida la tragedia griega.
Si bien se conservan sólo fragmentos de la mayoría de las obras dramáticas, escribió cerca de cien obras, de las cuales siete tragedias se conservan completas. Falleció alrededor del año 406 antes de Cristo.
Obras:
1-
Antígona
2-
Edipo Rey
3-
Electra
4-
Áyax
5-
Las Traquinias
6-
Filoctetes
7-
Edipo en colono

miércoles, 20 de junio de 2007

LENGUAJE

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